00004. Ventanas y balcones (Aristóteles vs. Hobbes)
Nuestra casa tiene tres ventanas y cuatro balcones, y yace en un precioso e histórico lugar donde numerosas generaciones han vivido: desde fenicios y romanos hasta árabes, judíos y cristianos. Sí, a pocos metros, vemos la Alcazaba de Málaga y pensamos en cuantos seres vivieron y murieron en torno a ella. Y a pesar de tan reflexiva ubicación y vista, solo hay una ventana que nos mantiene ocupado a diario,la de nuestro ordenador personal, en la que buscamos lo que no encontramos en la calle, una panacea.
Llegamos de la calle y conectamos la computadora. Miramos el correo esperando que alguien - a quien no conocemos- nos haya escrito. Buscamos en internet cualquier cosa, esperando que salte una sorpresa. Abrimos enlaces como quien abre regalos en su fiesta de cumpleaños.
¿Que es lo que nos está pasando? o ¿Qué es lo que nos ha pasado?
Según Aristóteles, el ser humano es un animal social por naturaleza. Lo que le diferencia del resto de los animales es la palabra entendida como capacidad para llevar una vida en común con otros semejantes en la polis. El hombre necesita de los demás para vivir y sólo es feliz cuando participa de la vida pública, es decir, cuando acude a los foros públicos en los que se toman las decisiones y él toma un papel activo dentro de las mismas. La vida individual no es, para el filósofo griego, autosuficiente. Sólo la polis (la ciudad-estado), el grupo humano, es autosuficiente. Aristóteles llegará a decir que el que vive aislado será una pieza al margen del juego que carece de sentido. Para él nosotros hemos dejado de ser unos animales sociales.
Hobbes dirá con posterioridad que el ser humano no necesita vivir en sociedad, que "El hombre es un lobo para el hombre". Los demás son el infierno que debemos soportar, porque no tenemos el suficiente poder como para aislarnos de ellos. El individuo aislado es frágil y vulnerable, y su fuerza proviene de la asociación. Sólo unidos surge la fuerza, con la particularidad de que el otro representa siempre un peligro potencial del que debemos protegernos. Por eso, el individuo delega parte de sus derechos y libertades, para que el nuevo cuerpo surgido de la asociación, el Estado o Leviatán, le garantice la seguridad. La sociabilidad es necesaria sólo como un mal menor, no como un medio para alcanzar la felicidad, tal y como nos lo presenta Aristóteles.
Para Hobbes no necesitamos vivir en sociedad para ser felices, pero fuera de ella somos más frágiles y vulnerables y esta vulnerabilidad y fragilidad se extiende hasta límites insospechados cuando dejamos de ser la parte de animal social que todos llevamos dentro y que Aristóteles entendía como básica y natural en cada hombre.
Algunos, como nosotros por ejemplo, no sabemos estar mas que solos por haber perdido, intencionadamente o no, el arte de estar acompañados. Somos menos sociales, somos menos sociables. Somos más frágiles y vulnerables. Pero somos.
Modificado 01/10/2012 e.c.
Pylon & Sánchez