Neurología y Neurofilosofía para Transhumanos 

        Pylon Sánchez , neurólogos neurofilósofos  

00012. El Universo fuera de mi

 

Universo es una palabra agotadora: fatiga su explicación y sus abundantes contenidos. Le cabe todo: conjunto de todo lo existente. En mi derredor constituye ‘lo externo a mí’,’ el medio’, ‘mi medio ambiente’, entendiendo por medio como lo existente y sus circunstancias de existencia que externos a mí hacen las circunstancias mías en un continuo por necesario interactuar. También hacen circunstancias mías los elementos de otro medio, el medio interno, que, igualmente mediante la homeostasis, hará lo que deba y pueda para mantener la integridad de mi organismo, a pesar del medio ambiente.

Pues bien, Universo es lo que está en torno a mí y dentro de mí, aunque a esto último, a mi organismo, me referiré en otro lugar más adelante. Echaré un vistazo, primero algo alejado buscando perspectivas amplias, a aquello que se sitúa a mis afueras y es recipiente de un todo en el que me incluyo.

Percibo en él, en el Universo, los cielos, la tierra, el agua, las plantas, los animales y otros animales ‘como yo’, muchos de ellos ocupados en descifrar igualmente lo que sienten de fuera y de dentro de sus límites.

El cielo lo noto como un color que tiene el aire que existe sobre las montañas, los ríos y mares, los árboles, mi cabeza y las cabezas de los otros. Un color que depende de la luz del sol, de los reflejos de distintos elementos cercanos (los mares, los bosques y las tierras) y de las condensaciones de agua que lleve. Azul claro, generalmente, también gris o rojo. Un color con profundidad de espacio que se va tornasolando a medida que varía la luz solar, ganando otras tonalidades que dependen de las circunstancias de otros sitios que flotan en el éter. Un éter de gran dimensión en el que gravitan incontables elementos de este y de otros mundos. Dimensiones solo al alcance de expertos en algunas ciencias, en especial de las físicas y las matemáticas. Un Universo que, a pesar de esos problemas de medida y de su difícil descripción, no puedo renunciar a intentar explicar. A ello me pongo.

El Universo es todo lo que existe: la totalidad del espacio y el tiempo, la energía y el impulso, las leyes y las constantes físicas que lo sustentan.

La ciencia para tal fin dice que el Universo surgió con el Big Bang, un instante en el que toda la materia y la energía del universo observable estaba concentrada en un punto de densidad y temperatura infinitas – una singularidad no explicable por las leyes de la física-,y que a partir de este momento comenzó a expandirse y hasta ahora continua expandiéndose. Surgió de la nada en ese momento específico.

Estoy pues en algo que tiene un principio, un espacio, un tiempo, unas dimensiones, muy variados componentes y, puede que, un fin (en un doble sentido, el de confín y el  teleológico). Todo ello de difícil comprensión para mí.

Del principio me cuesta entender que de la nada se origine el Big Bang. He de concebir una nada científica ya que las ciencias nunca han querido saber de ella. La nada ha sido una motivación del especular filosófico ligada al existir angustioso de ser humano, ocuparse de ella es una pérdida de tiempo y su existencia no existe. Pero si puedo ayudarme de un concepto científico de la nada, de un concepto matemático: de la nada como un conjunto vacío cuya cardinalidad es cero. Y una región del espacio se llama vacío si no contiene materia aunque si puede contener campos físicos. Y de esta nada, de este vacío, de estos campos físicos (que pueden ser invisibles pero medibles) puede surgir en un instante, el Big Bang, la expansión del Universo desde una densidad infinita (demostrable por el corrimiento al rojo sin mas; también por otras medidas indirectas).

El universo pues tiene un principio y ocupa un espacio, en parte observable. Esta parte observable lo es finita del espacio-tiempo y es comóvil. Es fundamentalmente espacio vacío. Una masa oscura inobservable.

En cuanto a sus dimensiones y tiempo, el tamaño de lo observable y su edad, son tan inmensos que se hacen necesarias medidas espacio-temporales para dimensionarlos (año luz, pársec y unidades astronómicas). Su edad está entre 13 y 15.000 millones de años,  y su extensión es de al menos 93 mil millones de años luz. El universo observable es finito (compacto) e ilimitado. 

El universo está compuesto fundamentalmente por energía y masa oscura, y una pequeña cantidad de átomos.

Entre las estructuras agregadas del universo están las galaxias y sus agrupaciones. Una galaxia puede tener entre 3 mil millones y 1 billón de astros. A las galaxias locales (un grupo de 30) se une gravitatoriamente la Vía Láctea (de la que forma parte el Sistema Solar). El resto de las galaxias son las exteriores.

La galaxia en la que inicio el precisar de mi ubicación es esta última, la Vía Láctea, que tiene un diámetro de 100 mil años luz y 200 mil millones de estrellas, entre ellas el Sol. Algunas de ellas se conocen desde antiguo.

En cuanto al fin del Universo hay teorías que refieren la expansión limitada del mismo a partir de  una densidad y temperatura críticas en que se alcanzaría un tamaño máximo seguido de un colapso del mismo, en un estado similar al del principio llamado Big Crunch. La observación del universo muestra que cada vez es mayor la parte invisible  fuera de nuestro contacto, desconociendose el resultado final. En el caso de la energía oscura como una constante cosmológica, los sistemas gravitatorios como las galaxias se mantendrían juntos en la expansión hasta llegar a una muerte térmica a medida  que el universo se enfriase. Otra teoría es que los cúmulos de galaxias y las galaxias mismas se desgarrarán por la eterna expansión del universo (Big Rip).

En cuanto a la Teleología o finalismo del Universo me veo igualmente obligado a balancear las dos teorías opuestas para la comprensión de los cambios que ocurren en la Naturaleza: la mecanicista y la finalista o teleológica. Con la explicación teleológica solo puedo comprender los cambios de las naturalezas si además de la causa eficiente (mecanicista; la que produce algo) admito la causa final (para lo que existe algo). Si bien la causa final depende de la eficiente y ambas del acoplamiento evolutivo de cada naturaleza a su medio.


 


Modificado el 03/10/2012 e.c. 

Pylon