Neurología y Neurofilosofía para Transhumanos 

        Pylon Sánchez , neurólogos neurofilósofos  

00055. La inmortalidad


 

 

Hubo un tiempo, y sigue habiéndolo,  en que el  homo pensó que un animal con razón no podía irse para siempre con la muerte. Tal incomprensión le llevo a creer. A creer en que un ser o unos seres superiores nos habían elegido, de entre la vida, para ser eternos. Una eternidad post mortem, eso si, casi siempre supeditada a la dictadura y al cumplimiento de unas normas y reglas confeccionadas por lo superior. 

Y ese homo, con otro tiempo tan físico como el anterior, se hartó de esperar a que la esperanza y la fe en esa vida eterna, en esa inmortalidad post mortem, fuese avalada por algún testimonio que viniese de ultratumba o por algún testimonio científico de este lado de la sepultura. Y no vino testimonio alguno del otro lado, pero si lo hubo de este. Y en esta vera la ciencia dijo que nadie vivía después de muerto, que no era posible y que se trataba la muerte de un regalo no pedido que la naturaleza nos había otorgado. Un merecido fin a un desgaste que nos volvía cansados, viejos, decrépitos y que era necesario por y para una biología exigente en cuyas leyes nosotros no participábamos.

Pero la ciencia también nos dio otros testimonios. Nos testimonió que se puede luchar, a veces, contra la naturaleza. Una lucha que requiere de técnica y de ciencia, de tecnociencia.  Un lucha que nosotros los transhumanos podemos mantener para llevarle la contra a la biología dictada sin nuestra intervención. Una lucha por la que podemos ser inmortales después de muertos, manteniendo nuestro ser vivo nervioso - o su producto - en el paso del tiempo, o incluso por la que podemos ser inmortales por no morir. 

Hay que hablarle de tu a esta naturaleza opresora y advertirle que nosotros, un engendro suyo, queremos ser parte de su maternidad.


 

Modificado 28/10/2012 e.c.

Pylon & Sánchez